LOS POEMAS A LA NOCHE DE LUCIA ESTRADA.

Descripción: lucia


POEMAS DE LA NOCHE

 

XXXIII

 

Redimir la noche, mezclar su escritura y comprender. No es posible huir luego de haber iniciado la cacería mayor, brazos y ojos señalados por el fuego de la búsqueda. El dedo que fijó la página, el agua que vemos resplandecer en el poema. Todavía, ese leve gesto se repite. La luna del comienzo no declina ni se oculta.

 

Un instante: se descifra el movimiento de la llama.

Otro: el humo que asciende.

Ahora se prueba el fluir de la sangre, un círculo de correspondencias.

El silencio explora su laberinto. La estela de ese otro sol se mantiene. El rito de la noche no termina. Viejos hombres deambulan hoy bajo su antorcha.

 

De: MAIASTRA


DJUNA

 

Pregunto por el sueño

 

            y en respuesta

lentos animales

de la noche

            rodean mi casa.

 

De: LAS HIJAS DEL ESPINO

 

***

 

Cuando la noche se inclina y parece que pronuncia tu nombre, hundes tus manos en la oscuridad y buscas a tientas el cuerpo inabarcable de tu memoria.

 

Ese pálpito en la punta de los dedos, la densa respiración de todo cuanto existe, te obliga a permanecer en la sombra.

 

Ninguna imagen tiembla en el espejo. Ninguna superficie se apiada de ti.

 

Todo está vuelto sobre sí mismo y nada consigue reflejarte. Una pausa, y el tiempo detenido cae sobre tu silencio.

 

Cuántas palabras a punto de oscurecerse bajo tu lengua. Cuánto deseo en los ojos que se abren por última vez.

 

Apártate un poco y comprende que nada podría ser el inicio ni el centro

en este cuarto cerrado. Que todo será dicho de golpe en medio de la sombra

y muy lentamente.

 

 

***

Abro la noche para recibirte. En cada palabra

mis manos inician un largo recorrido hacia la sombra,

hacia lo que no es posible abarcar. Y sin embargo,

helo ahí como si quisiera traernos un pedazo de nosotros mismos,

un fragmento de luz, una sílaba cerrada en su misterio.

 

Nombrarte es el comienzo del exilio. Y permanecer en ti

una constante despedida. Ofrezco mis ojos a lo que se diluye bajo tu lámpara.

A la eternidad que se desteje minuto a minuto para que yo pueda entrar en ella.

Sin cortejos. Sin una guía para mis pasos.

 

Escribo en el polvo este no saber hacia dónde,

a qué distancia se oculta la rosa.

Nuestro diálogo es el inicio del viaje, su silencio el camino de retorno.

 

Es necesario permanecer a la intemperie.

 

 

                                               De LA NOCHE EN EL ESPEJO

                                                                                             

***

Todas las voces están huérfanas de sí,

y en esa orfandad se asisten, se acompañan.

 

Ahí está el misterio. El que no podemos tocar,

para el que no existen las manos.

Las manos.

esa región desconocida que nos acerca y nos aleja al mismo tiempo.

 

Me pierdo en la penumbra de lo que quisiera gritar y no puede.

 

El deseo es lo que nos rescata del abismo,

pero también se yergue lo que no admite consuelo.

 

Palabras como pájaros en la soledad del aire.

 

 

***

Nos han dejado verdaderamente solos en medio del agua,

de su noche grave y espesa.

 

No en la superficie,

                              no en el fondo,

entre los pliegues.

 

Y allí soñamos las formas,

peces que se devoran entre sí,

sustancias y sales y fuego

en su primera altura.

 

Pero hay un arriba y un abajo, decimos,

y somos parte del secreto.

 

Lo que nos mantiene es no saberlo con certeza,

intuir que somos las columnas y el corazón único

de ambos reinos. 

 

De LA NOCHE EN EL ESPEJO-

Medellín –Colombia 1980. Ha publicado los libros de poesía Fuegos Nocturnos,  Noche Líquida, Maiastra, Las Hijas del Espino,  El Ojo de Circe (Antología), El Círculo de la Memoria (Selección de poemas), La Noche en el Espejo, Cenizas de Pasolini, Cuaderno del Ángel, y Continuidad del jardín (Selección personal). Con su libro Las Hijas del Espino obtuvo el Premio de Poesía Ciudad de Medellín (2005)


(Tomado del semanario poético Confabulación, Noviembre 2017)


LECTURAS VAIRAS.